Transcurre
el mes de abril y el derecho a elegir y ser electo o electa de las y los
guatemaltecos en el extranjero sigue sin ser habilitado, mientras que la
convocatoria a elecciones generales para 2015 está a punto de producirse, a
principios de mayo. Después de exigir nuestro derecho por casi 12 años, y
sostener al país con nuestras remesas desde finales de los 1990, ¿Qué más
debemos hacer para recuperar nuestra ciudadanía? Hemos hablado con presidentes
y vicepresidentes del país, con varias legislaturas, tanto en Comisión, como
con sus autoridades, y hemos enviado comunicaciones al MINEX, el TSE y la CC, y
no se produce nada. Como medida última en este año, enviaremos una delegación a
Guatemala en la segunda quincena de abril para plantearle a los organismos del
Estado y a los partidos políticos lo siguiente: a) el proceso de elecciones,
sin la participación de las y los ciudadanos en el extranjero, es ilegítimo e
inconstitucional y, además violatorio de los derechos humanos de más del 10% de
la población; b) el Congreso tiene la obligación de conocer las propuestas de
modificación de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, y aprobar las que
correspondan, antes de la convocatoria del proceso electoral; y c) tomaremos
debida nota de las personas y entidades que obstaculicen nuestro derecho, para
señalarlas y actuar políticamente contra ellas.
La
delegación en Guatemala intentará reunirse con entidades del Estado, sectores
políticos interesados, fuerzas sociales importantes y medios de comunicación social.
Sabremos, finalmente, quienes defienden los intereses y derechos de las y los
migrantes y quienes dicen hacerlo y velan solamente por “el derecho de su
nariz”. En el caso de que se apruebe nuestro planteamiento --poder votar en el
extranjero para presidente, vicepresidente, lista nacional de diputados y
diputadas y PARLACEN, así como elegir a cinco representantes de la Diáspora al
próximo Congreso de la República—celebraremos conjuntamente con quienes nos
apoyan el logro de un verdadero avance democrático. De no aprobarse nuestro
planteamiento, las y los migrantes tendremos que modificar nuestra estrategia y
actuar en reciprocidad con esta falta de apoyo.
Hay algunos
en la Diáspora que, aun sacrificando a sus parientes, proponen “parar las
remesas” --un poco como cuando las mujeres de Esparta tomaron la decisión de
suspender relaciones sexuales hasta que se terminara la guerra, hecho copiado
en África recientemente- lo que es delicado. Pero lo que sí será un hecho será
el señalamiento público de quienes nos han dado la espalda, entre otros Arzú,
Portillo, Berger, Colom y Pérez, y de quienes sean hoy responsables de que se
impida el ejercicio de nuestro derecho. Haremos campaña activa para “no votar”
por los candidatos y candidatas anti-migrantes. Lo hemos hecho ya en Estados
Unidos, en donde, junto a migrantes de otras nacionalidades, hemos logrado sacar
a congresistas adversos. Lo haremos en Guatemala, con mayor facilidad, vía
familiares y amistades que sí podrán concurrir a las urnas. Estamos a tiempo de
prevenir: el Estado, y el Congreso, en particular, deben tomar la decisión y
actuar ya.
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