Aclarando la posición política: No a la reelección
Es cierto, estamos hartos de nuestra clase política. No
queremos ver más en el gobierno los rostros de Pérez, Baldetti, Sinibaldi,
Baldizón, Torres, Alejos, Portillo, Colom, Berger, Arzú y demás depredadores
del Estado. Queremos, además, que en el próximo Congreso no reaparezcan los
diputados y diputadas que lo han desprestigiado tanto. Y queremos alcaldes de
nuevo tipo en las 338 municipalidades del país, ajenos a las manipulaciones de
los Arzú, Pérez y Barrientos, para mencionar los más connotados. ¿Cómo
lograrlo? Ciertamente, no con el
abstencionismo (entre 45% y 65 % durante el post-conflicto, sin que ello
altere nada), que se traduce, simplemente, en que dejamos que otros decidan por
nosotros. Es una ofensa a las y los migrantes, que reclaman su derecho a elegir
y ser electos y son actualmente marginados; ellos y ellas no se abstienen, se
les niega un derecho humano.
Tampoco
es aceptable el voto nulo, salvo en casos en que no haya ninguna persona
honrada. En el Internet circula un falso mensaje, en el cual se dice que con
determinado porcentaje de votos nulos se debe repetir la elección. Pareciera
ser válido en México; pero no lo es en Guatemala. Por ejemplo, supongan que el
90% de los vecinos de Mixco decidieran anular su voto, porque rechazan a Pérez
y no ven otra opción aceptable. Si en el 10% de votos que aún se depositaran,
la mayoría hubiese sido comprada por el Patriota, su impresentable alcalde
continuaría por cuatro años más. El voto
nulo no cambia los resultados. La única forma de empezar a depurar la
política nacional es votando en
consecuencia con lo dicho por la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala
(RPDG): “hay que llenar el gobierno y el Congreso con la mayor cantidad posible
de personas honradas y hay que elegir corporaciones municipales no corruptas que
respondan a sus vecinos…es el voto en función de las o los candidatos probos.
No se trata de elegir al ‘menos malo’; se trata de elegir entre las candidatas
y los candidatos honestos”.
Ningún partido político ha definido sus candidatos (a
la espera de la convocatoria del TSE) y no existe todavía ningún comité cívico.
La mesa aún está limpia. La clase política puede, entonces, proponernos
personas nuevas y honestas. Entre éstas la ciudadanía podrá evaluar las que
ofrecen compromisos más firmes con la honestidad y su consecuencia con los
sectores mayoritarios y acudir con convicción a votar por ellas, desde
Presidente y Vicepresidente hasta la más pequeña de las municipalidades. Desde
luego, coincido con el Movimiento de Unidad Progresista y Popular al afirmar:
“El MUPP se encargará de dar a conocer, de manera amplia, los perfiles
delincuenciales de quienes han ordeñado los tesoros públicos y aprovechado sus
influencias para favorecer a sus allegados. Será la población, con pleno
conocimiento, la que decida que ninguno de los y las candidatas ‘con cola
machucada’ se merece un solo voto, pese a las gorritas, las playeras, las
láminas y el cemento, los sacos de café o azúcar, los quintales de maíz, las
bolsas de frijol, fertilizantes y semillas, o las bolsitas solidarias de éste y
el pasado gobierno. NO A LA REELECCIÓN”.
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