Sunday, March 22, 2015



MOVIMIENTO DE UNIDAD PROGRESISTA Y POPULAR (MUPP)
Comunicado 006-2015
Con motivo del aniversario del asesinato de Manuel Colom Argueta,
Líder del Frente Unido de la Revolución (FUR)
Uno de los grandes líderes revolucionarios de Guatemala fue, sin duda alguna, Manuel Colom Argueta. No fue el único de esa generación de extraordinarios revolucionarios, algunos de más edad que él, como Alfonso Bauer Paiz, Adolfo Mijangos, Marco Antonio Villamar y Luis Turcios, y otros de su edad o más jóvenes. Pero se destacó entre ellos porque supo manejarse mejor dentro de las aguas políticas de la Guatemala contrarrevolucionaria, para llevar al FUR a ser una fuerza política real y una opción popular de izquierda. Ha sido el único alcalde de la ciudad capital (1970-1974) que estuvo realmente comprometido con los sectores pobres y marginados, sin abandonar proyectos para las capas medias y soluciones a los problemas de todos los capitalinos. Hizo en cuatro años, pese al acoso permanente en su contra de Arana Osorio, lo que Arzú no ha hecho en sus 20 años de aprovechamiento político personal, con obras tales como el anillo periférico, el plan de desarrollo urbano, los abastecimientos de alimentos, el colector municipal y varios proyectos importantes de introducción de agua, para citar algunos.
Fue también el arquitecto del único triunfo electoral del centro-izquierda de 1954 a la fecha, al ganar las elecciones en 1974 con la alianza de revolucionarios, social demócratas y demócratas cristianos. Desde luego, los militares, comprometidos con la política de seguridad nacional y las disposiciones del imperio, negaron ese triunfo y entregaron el gobierno a Laugerud García, para continuar los gobiernos de derecha que han reprimido y saqueado al pueblo.
Para 1978, cuando la cúpula militar, en alianza estrecha con el CACIF y la Embajada de Estados Unidos, entregó el gobierno a Lucas García y ordenó a éste la decapitación del movimiento político de oposición y del movimiento social, así como la destrucción de las guerrillas, el asesinato de Colom Argueta y otros líderes era solamente cuestión de tiempo. Hubo un primer atentado contra él en la zona 12, se asesinó a Alberto Fuentes Mohr en enero de 1979 y personas de la USAC, de los sectores religiosos y del movimiento sindical eran ya acosadas y perseguidas desde 1978. El 22 de marzo de 1979, por la mañana, un contacto militar invitó a Colom Argueta a una reunión clave; él confió y se dirigió al lugar de la cita. Se puso en marcha el ataque militar, previamente montado y debidamente coordinado hasta con helicóptero, hasta terminar con la muerte de Colom Argueta y algunos de sus acompañantes. ¡Había sido traicionado! Poco tiempo después, el EGP realizó un atentado en la capital y dio muerte al General Cancinos, sindicándole de haber sido el responsable del asesinato de Colom Argueta.
Han pasado 36 años. El país vio desaparecer las vías políticas para la superación de la crisis nacional. La única opción para el pueblo guatemalteco fue la vía revolucionaria armada y en 1982 se creó la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Los militares respondieron con los golpes de Estado de 1982 y 1983, el genocidio y la “tierra arrasada”  y el intento de destrucción total de los movimientos políticos y sociales de oposición. El impasse en el conflicto armado interno llevó a las negociaciones de paz, a partir de 1991, la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, en diciembre de 1996, y el intento fracasado de consolidar la paz bajo los gobiernos ineptos y corruptos de Arzú, Portillo, Berger, Colom y Pérez. Pareciera que hoy regresamos a los tiempos de 1979, particularmente con el asesinato reciente de tres periodistas y el tétrico promedio de 17 muertes diarias. Por la memoria de Manuel Colom Argueta y tantos héroes, heroínas y mártires más, incluido Carlos Duarte, fallecido este 19 de marzo, no debemos permitir más que el “reino de la muerte” siga dominando nuestro país.
Proponemos en esta fecha, en homenaje a Manuel Colom Argueta, lanzarnos a una campaña ciudadana por la ética política en el proceso eleccionario de 2015. Depuremos nuestro sistema político. Arranquemos de cuajo la “mala yerba” que infesta dicho sistema. Utilicemos nuestro voto, de manera inteligente, y digamos con vehemencia: “¡No a la reelección!”. Con nuestros votos evitemos que quienes han corrompido la práctica política vuelvan a ocupar cargos públicos. Como dice la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG): “hay que llenar el gobierno y el Congreso con la mayor cantidad posible de personas honradas y hay que elegir corporaciones municipales no corruptas que respondan a sus vecinos. No es el voto en función de partido; es el voto en función de las o los candidatos probos. No se trata de elegir al ‘menos malo’; se trata de elegir entre las candidatas y los candidatos honestos”.
Significa un verdadero “borrón y cuenta nueva” del sistema político. Como dice la RPDG: “¿Quién quiere otra vez a Vinicio, Serrano, Arzú, Portillo, Berger, Colom y Pérez? Nadie en su sano juicio. La única forma de lograrlo es con una decisión dura pero necesaria: NO A LA REELECCIÓN. No a la reelección significa que ninguna de las organizaciones políticas que han hecho gobierno –más bien desgobierno, como el presente-- debe ser reelegida. Fuera de nuestra consideración quedarían la DC, los partidos en torno a Jorge Serrano, el PAN, el FRG, la GANA, la UNE y el Patriota, al igual que las escisiones de las mismas, como Líder y TODOS. Significa también que ningún diputado debe ser reelecto, aunque haya dado brincos de un partido a otro –de hecho, las y los maestros del transfuguismo deben ser castigados-- al igual que el puñado (no más de cinco) que ha hecho un trabajo digno. Instamos a estos a manifestar públicamente que, en aras de la ética, no pueden seguir siendo representantes, porque el Congreso ha dejado de tener representatividad, legitimidad y credibilidad”.
Las nuevas generaciones tienen el derecho de imitar a los héroes, heroínas y mártires, como Manuel Colom Argueta. Para ello, quienes les hemos antecedido en la lucha política tenemos la obligación de pasar la escoba, sin contemplaciones. No es un hecho de represalia; es un acto de racionalidad y consecuencia.
Guatemala y su Diáspora, 22 de marzo de 2015
Raúl Molina Mejía, Secretario de Asuntos Políticos de la RPDG y miembro de la dirección del Movimiento de Unidad Progresista y Popular (MUPP)

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