Cápsula informativa 095-15
Ante la crisis nacional: la
alianza más amplia posible
Los
acontecimientos nos llevan a pensar en un nuevo tipo de alianza social y
política que, sin duda, merecerá la crítica de los marxistas ortodoxos, algunos
de los desideologizados miembros de la clase media y, con mayor fuerza, los
ricos del país. Se trata de ampliar la alianza obrero-campesina, motora de la
lucha por el cambio estructural, con los pueblos indígenas y su lucha ancestral
y las entidades de la clase media. Es decir, aglutinar a ese casi 90% de la
población que exige la salida de Pérez y resto del Patriota del gobierno, así
como que se pare el proceso electoral para “limpiar la mesa” y modificar las
reglas antes de las elecciones. Desde el 25 de abril, las mutuas desconfianzas
entre los sectores populares y la clase media se han ido desvaneciendo. Las
organizaciones indígenas, obreras y campesinas se preguntaban si el CACIF y los
servicios de inteligencia de Estados Unidos
habían provocado el estallido. La clase media veía con desconfianza, a
su vez, la participación de los sectores populares, por “temor a la violencia”.
Poco a poco ambas corrientes se han ido entendiendo y las movilizaciones de
CNOC y CODECA con otros grupos, el 5 de agosto, que fueron pacíficas, ordenadas
y coincidentes con la gente de la Plaza de la Constitución, han hecho posible
pensar en esta nueva alianza, absolutamente inédita.
Falta lograr
organicidad y aprender a trabajar juntos. Debemos iniciar el diálogo
constructivo y llegar a la toma de decisiones basada en el consenso. La
solución mejor no es la que obtiene más votos, sino que la que logra superar
las objeciones de las minorías. Ha llegado el momento de construir una Asamblea
Nacional de Emergencia (ANE) que sea representativa de toda la ciudadanía e
incluyente de las organizaciones en lucha. Como Asamblea Nacional ha de sumar a
todas las regiones del país y a la Diáspora. Puede formarse con la suma de la
Plataforma para la Reforma del Estado, con más de 80 organizaciones, y la
Asamblea Social y Popular, con más de 120, ambas con presencia en muchos
departamentos, y la inclusión de grupos de articulación de esfuerzos ya
existentes y grandes organizaciones todavía independientes, así como sectores
que son necesarios, como los pueblos indígenas, mujeres, juventud y
migrantes. Sin duda será imperfecta en
su fase inicial y tendrá que afinarse sobre la marcha; pero desde la Diáspora
sugerimos fijarnos el 25 de agosto como fecha para su primera reunión.
La crisis que
estalló el 25 de abril vino a derrumbar los esquemas políticos impuestos en el
país en julio de 1954. Aunque hubo lucha democrática por cambiar, utilizando
los partidos políticos –con pérdida de vidas del PR, la DC y la
social-democracia-- así como lucha revolucionaria armada a partir de 1962 e
intento de implementar los Acuerdos de
Paz después de 1996, es evidente que el sistema de partidos políticos ha
colapsado ante el abuso y la corrupción (parte del “Estado fallido”). Hay que
construir lo nuevo: la ANE puede ser el primer paso y la gran alianza de la
clase media, los pueblos indígenas y los sectores populares puede ser la vía
hacia la libre determinación y el desarrollo integral.
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