El gobierno para reemplazar al Patriota
Hay un consenso en Guatemala: se va Pérez. Para lo
demás --quién debe asumir la presidencia y si deben o no realizarse las
elecciones— habrá consenso; las circunstancias van definiendo la situación. Alejandro
Maldonado debe irse también y ante lo putrefacto del sistema de partidos
políticos, 8 de cada 10 ciudadanos “no quiere elecciones bajo las presentes
condiciones”. Hay diversas opiniones con relación al gobierno que debe asumir.
Pocos aceptan la presión del CACIF y la Embajada para que sea Maldonado el
nuevo presidente. Otra vez se enviaría una terna al Congreso para recomponer el
gobierno Patriota, que seguiría intacto, para continuar con la corrupción y la
impunidad. Esta opción A del imperio no se sostiene; la ciudadanía está lista
para sacar a Maldonado y resto. No se quiere al designado por Pérez ni a las
pandillas todavía insertas en el sistema.
Si la ciudadanía logra que presidente y vicepresidente
renuncien, hay todavía opción “institucional”. Según la Constitución, ante la
falta de presidente y vicepresidente, el Congreso nombra al presidente para completar
el período de gobierno. No es gobierno provisional; es la terminación del
período actual. Una vez electo, propone una terna al Congreso para vicepresidente.
Siguen en funciones hasta que termine el período 2012-2016. Quienes se inclinan
por esta vía saben que hay que colocar 20,000 personas alrededor del Congreso,
para que éste no obedezca a la coalición Líder/Patriota sino que a la sociedad civil. Si la selección
es correcta, se nombrarán gabinete y funcionarios honestos, para hacer en 6
meses lo que no se hizo en 19 años. Si el Congreso no acepta, abre la puerta
para la revolución.
No se quiere elecciones. Lo que se ha descubierto de
los partidos políticos es apenas la punta del iceberg; pero hace que las
elecciones sean ilegítimas. La mayoría de partidos, en más del 50% son financiados
por los capitales ilícitos; y el poco claro financiamiento “lícito” ya excedió
los límites. Las decisiones sobre candidatos no pasan por las bases de los
partidos. Son arreglos en las cúpulas con gente que puede pagar bien. Así, los
candidatos resultan “impresentables”. Las campañas electorales son un juego de
mercadotecnia, basado en cuánto dinero se puede invertir en publicidad, pago de
encuestas y regalos. Los 13 binomios (uno inconstitucional y otro sin
vicepresidente) son rechazados: Baldizón y García, de Líder y Patriota, ya no son
opción; pero tampoco los otros oscuros pretendientes. Hay que detener el
proceso. Las reformas indispensables a la Ley Electoral y de Partidos
Políticos, previas a las elecciones, y la organización de un nuevo proceso
electoral hacen imposible cumplir con el 14/01/16. Reconozcamos que ESO NO
IMPORTA; lo que importa es darle institucionalidad a este proceso. En última
instancia, la soberanía radica en el pueblo. El gobierno que reemplace al del
Patriota deberá obtener un mandato, vía Congreso o Asamblea Nacional
Constituyente, para realizar la mejor transición posible.
Mientras más pronto se produzca el cambio, más pronto restableceremos la vida
institucional, rota por la corrupción, sin perder el carácter constitucional.
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