Opciones para el 6 de
septiembre
En el
callejón sin salida en que el TSE y la CC insisten en colocar a la ciudadanía,
al no cumplir sus mandatos constitucionales de detener, de una vez por todas,
el proceso electoral, ciudadanas y ciudadanos se preguntan qué hacer el 6 de
septiembre. El grupúsculo que insiste en que se puede lograr “algo” por la vía
electoral, se hace toda serie de planes
oportunistas. Creen en las encuestas, por muy amañadas que sean, y piensan que
en los tres primeros puestos estarán Baldizón,
Torres y Pérez (Jimmy). Algunos piensan que hay que votar por Torres, porque
Baldizón y Pérez representan la nefasta alianza Líder-Patriota –corruptos, maleantes
y sectores militares contrainsurgentes. No obstante, la población también
rechaza a Torres y un golpe de la Embajada-CACIF-militares sería una amenaza permanente a partir de 2016. Hay quienes
podrían pensar que la solución sería votar por Ríos, para que las elecciones se
anularan por ser candidata inconstitucional. Sin embargo, muy pocos podrían
superar el asco de votar por una familia que ha bañado en sangre al país. De
manera que de los tres “punteros” se estaría eligiendo un binomio presidencial
a punto de ser derrocado.
En
realidad, el pastel que se quieren repartir los partidos y del cual hasta gente
“dizque progresista” quiere sus migajas, es el Congreso. Se sueña con una
curul, aunque no vaya a servir para absolutamente nada, más que para fama (que
al final se pierde), recursos económicos y “carrera política”. Algunos ponen
como excusa que “la población rural”, que no entiende de política, desea que sí
se realicen las elecciones, cuando son los propios candidatos y candidatas
quienes han venido insistiendo en que “hay que votar”. Se menciona que hay
candidatos, pocos y sin posibilidades de ganar, que vienen del movimiento
popular y que van a disputarle el espacio a las “clases burguesas”. Un Congreso
electo en las condiciones actuales no llegaría al 10% de parlamentarios
honestos; sería controlado por una mayoría de diputados deshonestos, muchos reelectos,
que ya han demostrado de lo que son capaces. Las elecciones para el Congreso,
de realizarse, significarían la derrota del Movimiento
por la Dignidad. De igual manera, en grado menor y menos visible, las
elecciones de alcalde ratificarían las mafias a nivel de las comunas.
Otro grupo
de ciudadanos plantea el voto nulo, para demostrar indignación, y otro, quizás mayor, la abstención, para
manifestar nuestro rechazo al proceso electoral. Más consecuente sería la
abstención: nadie merece que vayamos a las urnas, ni siquiera para rechazar el
sistema. Pero no puede ser una abstención pasiva, simplemente quedarnos en
nuestras casas. No, para manifestar nuestra firme oposición, debemos impedir la
votación del resto de la ciudadanía, por todos los medios imaginables. Si
nosotros no vamos a votar, es justo que los otros, los seducidos por la clase política, tampoco puedan hacerlo. No
se trata del voto a consciencia, para el cual
ya no hay posibilidad de organizarlo; es indispensable que las
votaciones no ocurran. Ante la traición del TSE y la CC, tenemos el derecho de
obstruir las elecciones por todos los medios al alcance.
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