El sistema político
ilegítimo, pocos políticos honestos y muchos políticos deshonestos
Hasta hace
poco, aunque era claro que el sistema político era ya ilegítimo, aparte de
ineficaz e ineficiente, se tenía la esperanza de que el Tribunal Supremo
Electoral (TSE), la Corte de Constitucionalidad (CC) y el Congreso podrían
mantener la “institucionalidad democrática” y responder favorablemente al
clamor de la ciudadanía: 90% quiere la salida del gobierno de Pérez, Maldonado
y resto del Patriota; y 71% quieren reformas de la ley electoral de aplicación
inmediata y el aplazamiento de las elecciones. Con las decisiones recientes de
esos órganos y otros hechos, la esperanza se ha desvanecido y la indignación ha
aumentado. La CC no reconoce que las elecciones son inconstitucionales
(marginados más de 2.0 millones en el extranjero). Además, viola la
Constitución al aceptar a Zury Ríos como candidata y restringir la autoridad
del TSE. El Congreso se niega a aprobar las reformas a la Ley Electoral y de
Partidos Políticos y ha tomado la decisión de que, en cualquier caso, no se
aplicarán en este proceso electoral. Además, no le ha quitado la inmunidad a
Pérez. El TSE, por su parte, ha perdido autoridad al no poder excluir a
candidatos “no idóneos” y tampoco puede hacer nada para sancionar, eficazmente,
a quienes se han pasado los techos de financiamiento electoral. El TSE sabe que
el proceso electoral es inconstitucional (ciudadanos excluidos por estar fuera
del país), ilegal (financiamiento), inmoral (candidatos “no idóneos”) e
ilegítimo y se resiste a tomar la decisión de detenerlo. Para ajuste, la
agrupación Anonymous aduce haberse metido al sistema de cómputo, con lo cual
toda la información quedó contaminada.
Esta
situación solamente será superada con la rebelión ciudadana más firme. Los políticos
deshonestos, que los hay en abundancia, se inclinan por mantener a Pérez como
mandatario y llevar el proceso electoral a las elecciones del 6 de septiembre,
a como dé lugar. Es claro que los políticos honestos serán solamente aquéllos
que se sumen a la ciudadanía y están dispuestos a correrse riesgos para
eliminar la podredumbre actual. Ya no
hay medias tintas, o se está con la ciudadanía honrada o se está con los pillos
o corruptos. Por esta razón, me dirijo con solvencia moral a los integrantes de
partidos políticos y a personas que tengan algún papel en este proceso
electoral para pedirles que denuncien el proceso y lo obstruyan. A todos los
políticos honestos les pido que se retiren de las elecciones. Estoy seguro que
los partidos de centro-izquierda retirarán todas las candidaturas; pero también
lo pueden hacer otras agrupaciones políticas, como Encuentro por Guatemala, y
comités cívicos que postulan candidaturas para autoridades municipales.
Retirarse ya les merecerá el respeto de la población para la vida política del
futuro. A las y los ciudadanos que se les haya nombrado como fiscales de mesas
electorales, les recuerdo que no es válida la “obediencia debida” cuando es
nefasto el resultado de la acción del Estado. Ha llegado el momento de acciones
más radicales antes del 6 de septiembre. ¡Para comenzar, vayamos a la Huelga
General el 25 de agosto!
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