Cápsula informativa 116-15
El PSOCA no debe despistarse
En muchas oportunidades en los últimos cuatro años
hemos leído muy atinados documentos de análisis de los miembros del Partido
Socialista Centro Americano de Guatemala (PSOCA). Por ello, nos ha sorprendido
el comunicado del 17 de agosto, que analiza bien la situación; pero culmina
diciendo: “Sería
un error abandonar en manos de los partidos de la burguesía el proceso
electoral. Aunque no se den los cambios deseados en las condiciones del actual
proceso, la participación de la izquierda unida sería una valiosa herramienta
para denunciar el injusto y corrupto sistema capitalista. Los revolucionarios
aprovechamos todos los resquicios que ofrece la democracia burguesa para
fortalecer el programa revolucionario de los explotados y oprimidos. Mientras
no existan las condiciones reales para lograr un derrocamiento revolucionario
del actual gobierno, la izquierda esta forzada a librar la batalla electoral
bajo las reglas impuestas por la burguesía y el imperialismo norteamericano.” Es un llamamiento incompresible, porque el PSOCA ni
siquiera participa en el proceso electoral, justamente porque no han querido
cumplir con la ley electoral “burguesa” que rige los comicios. Además, ya la
“unidad de la izquierda” es imposible y nuevos candidatos del movimiento
popular resultan inaceptables para el TSE. El PSOCA, aunque no sea partido
inscrito, no debe despistarse y no debe disonar de la gran lucha por impedir
las elecciones.
De darse las elecciones –que estamos decididos a
descarrilar-- y suponiendo que se
producen “milagros”, que no se han dado desde 1999, podríamos imaginar que la
izquierda lograría, fraccionadamente, un máximo de 10 diputados. En el pasado,
la izquierda ha tenido esa cantidad de legisladores, en Congresos menos
corruptos, y han logrado hacer muy poco
o nada. Su participación nunca se entendió o avaló ni siquiera por el
movimiento popular. Diez diputados ahora en un Congreso de casi 150 “diputruchos”,
magos de la corrupción y la impunidad, los haría el hazmerreír del sistema
político y serían rechazados por los sectores populares como les ocurrió a los
diputados de URNG/Winaq, en 2014, después de algunas votaciones en el Congreso.
Y tampoco es válida la excusa de que “nuestros diputados” pueden promover
antejuicios e interpelaciones, porque en el pasado y aún durante la crisis presente,
el resto de diputados se ha burlado de estos mecanismos. No tiene sentido
alguno la participación electoral.
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